lunes, 30 de marzo de 2015

Los sobrenombres

En Venezuela los sobrenombres, motes o apodos abundan, no importa que tu nombre sea común o poco común como es mi caso y el de mis hermanos, el hecho es que la jovialidad, chispa e inventiva del venezolano en general hace que brote la necesidad de cambiar el nombre de pila de alguien por esa etiqueta que en algunos casos te puede acompañar para siempre.

Hay miles de apodos muy utilizados, los que se refieren al color de piel o cabello como "el negro", "la negra", "catire", "catirrucio"; si tiene que ver con su raza o descendencia "el chino", "el turco", "el gringo"; por un defecto congénito o porque perdió alguna parte de su cuerpo "el cojo", "el mocho", "el tuerto", "birolo"; los comunes que derivan directamente de sus nombres de pila como "Pepe", "Cheo", "Paco", "Gollo", "Chinco",  "Kike", "Chelo", "Marucha" entre otros; o aquella moda que se utiliza mucho que o acortan como por ejemplo "Mari", "Ale", "Javi", "Joha", "Lore", "Migue", etc., y luego están todos aquellos que nacen de la genialidad o picardía de algún amigo o familiar que un día se le ocurrió llamarlo así en vez de su nombre teniendo algunos explicación y otros no, simplemente pegó y así se quedó.

Cualquiera diría que al tener nombres como Kassem, Mohamed o Badrilly estaríamos cundidos de apodos, y en parte si, cuando éramos chamos a cada rato le inventaba sobrenombres a mis hermanos que si mojonfuco, hermógenes, menguele y a mi mamá no le gustaba, y si escuchaba a tío Saúl llamando a los hijos por los apodos que el mismo le creaba Mervin o Mollejita (este último lo utiliza "by default" para referirse a cualquiera de ellos cuando ya ha mencionado a todos menos el nombre del que le interesa), le daba rabia, pero con qué moral podía decir eso una persona que llamaba a su hermano Carlos "tilifíta", sí, lo leen bien, "ti li fí ta", nadie sabe el origen de ese apodo, a tío Saúl "sanso", a tía Liris "negra", a tía Marisela "marijue" o a tío Solís "chole", este último no se si se lo puso tía Mary o mi mamá, el hecho es que también lo llamaba así.

Vivimos rodeados de sobrenombres, que si Licha, que si fulanito "Cabeza", Nené, Bebé, Puchi, La Pioja, es nuestra naturaleza poner sobrenombres algunos con tinte cariñoso y otros un poco más despectivos.

Recuerdo de adolescente escuchar al gran Andrés Salcedo comentar la Eurocopa del 88 en Alemania con Lázaro "papaíto" Candal, el tipo se conocía todos los sobrenombres de los jugadores del equipo teutón, era increíble, pero la verdad es que no se si se los inventó el o les decían así en su país, lo cierto es que luego podía recordar a jugadores con unos apellidos muy complicados simplemente por su apodo.

Por la casa, en el colegio, liceo, universidad y hasta en trabajos he tenido sobrenombres, y ni contar cuando me llaman Kazam, Herzan, Cáceres, Keizen, Borosowski, Aguatajarba, por no saber o no recordar mi nombre, la verdad nunca me ha importado y lo que hago es reír e incluir esos apodos como parte de mi vida.

En la universidad que recuerde (y que me haya enterado) me llamaron:

»Cabubi, en honor a ese gran camello de Shazam e imagino que por mis raíces (obvio).

»Thor, hubo una época que martillaba fuertemente en la facultad, llegaba a los galpones y los muchachos me tenían los cobres, de hecho Greco me regaló 5Bs. en uno de mis cumpleaños, todavía los conservo por cierto.

»Lambu, por mi apetito y recordadas demostraciones de capacidad de ingesta de alimentos, un lambucio en toda regla.

»Boutros-Ghali, por ser el secretario de todos aquellos que no les gustaba copiar en clase y terminaban haciéndole copias a mi cuaderno, Luis Zambrano me lo puso.

»Abdalá, no se si fue Johann o Javier pero alguno se lo inventó y creo que nace de una canción de Sta. Rosa (Hasta las cuántas).

En la facultad conocíamos a muchas personas por su apodo y si por casualidad nos llegaban a preguntar por ellos a través de su nombre de pila decíamos que no lo conocíamos, nos pasó a Johann y a mi que haciendo la cola para cobrar la beca se nos acercó una persona para que lo ayudaramos con su tesis (un tigre en el argot estudiantil) y nos dice que viene de parte de un tal José Márquez, nosotros ni cortos ni perezosos aceptamos el negocio pero no teníamos ni idea a quién se refería el chamo, días después se apareció "Spike" preguntándonos por el tigre y ahí fue cuando caímos que el tal José era Spike. Luego están otros como Monte Pío, Casquillo, El Güaro, Cachaco, Henry Litro, Fefo, Macuto, El Pollo, El Borrego, Bichito, Basura, Peluca, Cabimas, El Greco, El Mono, El Bacalao, Mongo, Chongo, Reno, La Bola, Los amargos, que fueron muy famosos durante mi época de estudiante, sin hablar de los profesores que también tenían los suyos, Chayanne, Droopy, El Negro, La Viejita (Q.E.P.D), El Guajiro, eso sí, siempre desde el respeto.

Cuando tuve la oportunidad de ir por primera vez al torneo de dominó de la amistad me encontré con una fauna diversa de sobrenombres, gente con una calidad humana incomparable y cuyos apodos eran ni más ni menos especies de animales, "el perro" (Q.E.P.D), "el cachicamo", "perro de agua", "torito" (Q.E.P.D), además de otros famosos como "camburito", "brutus", "la vieja loca", etc.

Como pueden observar a dónde vayamos siempre encontraremos sobrenombres, unos más llamativos que otros, más ingeniosos o clásicos, es una costumbre que seguirá y que no es exclusiva de un pueblo, ciudad o país, es algo mundial!

Mi nombre es Kassem y soy Zuliano.

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