-No Manel, tot está bé.
-Vale, pero no te creo.
-La veritat és que he conegut a una dona, una eslovena que entró en la tienda hace unos meses...Enric cambiaba del catalán al castellano de manera natural, cuando detecta que el oyente es castellano parlante automáticamente hace el "switch". Por mi trabajo tengo el oído bien afinado y se me dan bien los idiomas, aquí en el café se oyen muchos, es un reflejo de lo que se ha convertido Barcelona, una ciudad cosmopolita que a diario recibe personas de todas partes del mundo, italianos, franceses, rusos, chinos, japoneses, noruegos, alemanes, suecos, portugueses y pare de contar, con la mayoría de ellos me defiendo tomando en cuenta que mi léxico se reduce a mi ambiente de trabajo...es delgada con ojos azules como el cielo, casi transparentes, el cabello más negro que jamás había visto, piel blanca y de edad unos cuarenta y tantos.
Fue un jueves por la mañana cuando apareció, dejé todo lo que estaba haciendo y fui a atenderla, le pregunté si la podía ayudar pero me respondió sonriendo, bajando la cabeza y la movió en señal de negación. Me aparté mientras ella recorría la tienda, estaba tan absorto viendo sus caderas que si me estaban robando no me daría cuenta, de hecho a lo lejos escuchaba algo de unas berenjenas, no tenía idea de quién era, solo podía mirar y mirar a Nika, así se llama. Desde ese momento venía cada día a la tienda y yo buscaba la manera de llamar su atención pero sin éxito. Busqué en internet algunas palabras en esloveno y la recibía con un Zdravo y la despedía con un Zbogom, ella sonreía, pero nada más, hasta que un día con un castellano con acento parecido al italiano me pregunta si tenía judías blancas, emocionado busqué las mejores y se las di, le pregunté para qué eran y me dijo que iba a preparar Ričet, yo movía la cabeza de arriba a abajo, la miraba fijamente y sonreía como un loco, pero cuando se fue busqué lo que era, se trata de una sopa tradicional tipo potaje muy común en las cárceles, parecida a lo que comían en la película Matrix. Llegué a casa y vi la película que un sobrino me había dejado hace años y me la había recomendado, la verdad no entendí nada pero el Ričet ese tenía muy mal aspecto.
Al otro día estando en la tienda Nika entró con un envase de plástico repleto del potaje, lo probé y no estaba tan malo como esperaba. Le quise devolver el gesto así que le preparé un risotto de setas frescas que llevé a la tienda, pasaron los días pero no apareció.
5 días después volví a ver su rostro por la tienda, pero algo había cambiado, no era la misma, hice un chiste pero nada, así que me le acerqué y le pregunté
- ¿Te pasa algo Nika?
- Nada, respondió con un dejo de tristeza en su voz
- Puedes confiar en mi, de verdad.
- No quiero meterte en problemas Enric
- No seas tonta, anda cuéntame
- Vale, pero no aquí, te parece si lo hablamos tomándonos algo en el bar del chino
- Perfecto, ¿a las nueve ahí?
- ¡Ahí estaré!
Cerré la tienda media hora antes, me bañé y perfumé, no decidía cual camisa ponerme, estaba nervioso como nunca lo había estado. Llegué 15 minutos antes y ella ya estaba ahí, se sentó en la mesa más alejada y recóndita del bar, como si quisiera que nadie nos viera, pero era imposible, estaba deslumbrante y desde la entrada su luz se reflejaba. Un hola y dos besos nos dimos, un par de copas de cervezas ordenamos y luego empezó a contarme su vida, su aventura al salir de Eslovenia, que vivía con un hombre que la había obligado a salir, ese hombre era un ex presidiario, de ahí lo del potaje pensé, que la trataba muy mal y no la quería. Hablamos y nos reímos mucho, nos tomamos varias copas de cerveza y me preguntó si tenía mujer, le contesté que no y me besó, me tomó la mano y acto seguido se acercó y me dijo susurrando al oído que nos fuéramos a mi casa.
Subimos a mi piso y parecíamos dos irracionales, dos jóvenes insaciables que tenían años esperando este momento, ella se subió sobre mi y su cabello azabache cubría sus pechos, con movimientos suaves pero precisos logró que alcanzara el éxtasis en cuestión de pocos minutos, lo repetimos una vez más asumiendo el riesgo que el cuerpo de una persona como yo pueda aguantar.
Fueron las mejores horas de mi vida, jamás había sentido nada igual, a mi edad y con esta sensación inexplicable cual adolescente enamorado. Ella se puso mi camisa y encendió un cigarro, caminó hasta el balcón y ahí se quedó hasta que lo acabó, no dijo palabra alguna, yo solo podía admirar su belleza, regresó, se vistió y se fue. Al otro día me buscó en la tienda y lo repetimos, esta vez antes de irse le propuse que se quedara pero solo agachó la cabeza y salió.
Tengo semanas que no se nada de ella, he preguntado por todo el barrio y nadie la ha visto, esta mañana me conseguí en el buzón una carta que dice "Hola Enric, tuve que marchar por tener muchos problemas con Aleksej así que huí, Nika...Ljubim te"
Enric se marchó y desde entonces han pasado semanas sin saber de el, así que se me ocurrió pasar por la tienda antes de abrir el café, pasé pero estaba cerrada, le pregunté a una señora muy bien arreglada que estaba cerca de la tienda y me contestó que las malas lenguas cuentan que Enric se fue del país buscando a una mujer, bueno, que eso es lo que dicen por el barrio, para mi era gay y le daba vergüenza salir del armario a su edad, yo siempre me le insinuaba pero no me hacía ni caso, la miré de reojo y me fui. Quedé preocupado por el pero sin poder hacer nada, pasé por la tienda cada día por un año y siempre la conseguí igual.
Seis años después me encontraba en el café pero no atendiendo mesas sino como el dueño, uno de los mesoneros me entregó una nota "Hola Manel, estic fora", le pregunté al chico ¿Quién te la dio?, un señor mayor que está sentado con su familia, salí para matar la curiosidad y mi sorpresa cuando vi a Enric con Nika y un niño como de 2 años, se levantó y me dijo "Hola amigo, te presento a mi familia..."
Me senté con ellos y cayó la noche mientras hablábamos, la felicidad se respiraba, brindamos por la vida y por nosotros.
Antes de marcharse me dijo, -Quién iba a imaginar Manel que a mi edad conseguiría el amor verdadero, un hijo, una familia y la felicidad.
Mi nombre es Kassem y Soy Zuliano!