domingo, 19 de marzo de 2017

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¿Qué pasó con Manuel?

-Se lo tengo que decir Güisqui, no aguanto más esta presión que me ahoga y no me deja respirar, es tan fuerte como cuando le declaré mi amor, es irónico sentir lo mismo en situaciones antagónicas pero debo ser fuerte, le diré lo que siento por Sofi, ella lo entenderá...a quién trato de engañar con estas palabras de aliento ante una situación que es imposible que acabe bien entre Marta y yo, ¿y si huyo con Sofi?, le propongo escapar y nos vamos a otra ciudad...no, sería cobarde por mi parte no dar la cara y enfrentar a Marta, se lo diré, ya lo tengo decidido.

Manuel toma una buena cantidad del licor que lleva siempre en su ánfora, mira el edificio donde vive y empieza a subir por las escaleras. 

En el apartamento estaba Marta esperándolo con una cena romántica que le había preparado, quería darle una sorpresa, sabía que la relación estaba pasando por un bache, que con su constante trabajo y estudio de postgrado casi no tenían tiempo para compartir y decidió preparar la cena, con velas, candelabros de bronce que consiguió en un mercadillo, servilletas de tela, música de fondo con las canciones preferidas de ambos, vino tinto y unos raviolis al pesto, todo esto sería el preámbulo de una noche especial, preparó el dormitorio con pétalos de rosa y velas aromáticas, la bañera la tiene lista con agua tibia para cuando llegue Manuel se de un baño relajante antes de comer. Tiene todo a punto solo faltaba el. Se sienta en una poltrona vieja que Manuel quiere botar pero Marta conserva por motivos personales, de pronto escucha que la llave entra por la cerradura y se levanta emocionada, casi no lo deja entrar y le brinda un fuerte abrazo y un beso que no son correspondidos. Manuel suelta al perro y le dice que vaya a su habitación...-Es evidente que pasa algo, piensa ella, -¡Tenemos que hablar Marta! palabras que ninguna pareja quiere escuchar, se arma de valor esperando lo peor y le dice -¡Hablemos!

Se sientan a la mesa y hay una pausa larga e incómoda, -La verdad no se ni cómo empezar, son muchos años juntos y no estoy siendo justo contigo al ocultarte lo que está pasando, he conocido a otra persona y tenemos tiempo viéndonos, la relación ha pasado al siguiente nivel y creo que lo correcto es que no sigamos viviendo juntos, que cada uno siga su camino sin hacer daño al otro.

Marta lo miraba incrédula y atónita, se quita con la mano una lágrima que rodaba por su mejilla y con voz calmada le dice -Se que últimamente hemos, y fíjate que digo "hemos" porque ambos tenemos nuestra cuota de responsabilidad en esto que está sucediendo, a pesar de eso sentí que tenía que hacer algo, tomar cartas en el asunto, rompí la rutina y traté de sorprenderte y fíjate...la sorprendida fui yo. 

Marta comienza a hablar más fuerte y con rabia le recrimina a Manuel -Mientras tu estabas con Dios sabe quien, yo aquí como una estúpida que hasta baño te preparé, compré servilletas de tela, tiré pétalos de rosa en la habitación...las lágrimas corrían sin detenerse por el rostro de Marta mientras le echaba en cara todo lo que había hecho, Manuel trata de calmarla pero ella se levanta visiblemente ofuscada, camina hacia la ventana, toma aire y respira profundo -Me puedes decir ¿quién es? , sin levantarse le responde que es una chica que conoció mientras paseaba a Güisqui -Con razón tanto pompo y arreglo para sacar a pasear al maldito perro ese -Por favor Marta, Güisqui no tiene la culpa -Sí la tiene, por lo menos para mi sí -Marta, estábamos mal, si hay culpables aquí somos nosotros, tu y yo y nadie más -¿Están muy enamorados? ¿Ella te corresponde? Manuel gira la cabeza hacia Marta, asiente y cierra los ojos, la rabia crecía pero el detonante fue cuando Manuel le confirmó que habían intimado, Marta se acercó a la mesa, el no la miraba, estaba sereno pero con una pizca de duelo en su alma, su mirada apuntaba al suelo. Ella toma uno de los candelabros antiguos y apaga la vela, toma el otro y hace lo mismo, de repente se oye el ladrido de un perro en la calle, Güisqui sale de la habitación y corre hasta la ventana, sube las patas y asoma la cabeza, Manuel sabía que era Vodka y por ende Sofi, se levanta de la silla y Marta le pregunta -Es ella...¿verdad? El no le responde y se dirige a la ventana aliviado porque tuvo el valor de contarle a Marta toda la verdad y ahora podrá estar con Sofi sin problemas, de repente siente un golpe fortísimo en la cabeza que lo deja inconsciente, la sangre corre por el suelo y lo tiñe de rojo, el perro se acerca a Manuel y le lame la cara, Marta quedó inmóvil con uno de los candelabros en la mano, reacciona y lo deja sobre la mesa, se percata que Manuel sigue vivo, lo arrastra y sube a la poltrona que tanto detesta, mientras limpia la sangre Güisqui vuelve a la ventana y ladra como pidiendo ayuda a Vodka que no tuvo más remedio que marcharse junto a su dueña que entendió la indirecta de su amante, prefirió seguir con lo seguro y no tuvo el valor de enfrentarse a Marta.

Güisqui volvió y se echó a los pies de su dueño que luego de un rato despertó y abrió los ojos pero no podía moverse, no hablaba, solo observaba a Marta y lágrimas brotan de los ojos de Manuel al entender que todo para el había terminado.

Marta lo mantenía en la casa y le proporcionaba los cuidados necesarios junto a una enfermera y cada noche después de aquella noche Marta sacaba a pasear al perro, que como rutina previo al paseo se acostaba en el regazo de su dueño hasta que Marta abría la puerta, Güisqui, al igual que Manuel tenía la esperanza de rencontrarse con el amor de su vida. Una noche Marta regresó sin el perro y le dijo a Manuel, -El perro se perdió, se escapó con una perra, ni el dueño de la perra ni yo los encontramos...¡lo siento!

Manuel agradeció no haber podido insertar el microchip de localización a Güisqui que ahora estará feliz con Vodka, una mueca de sonrisa se asomó en su rostro y murió.

Mi nombre es Kassem y Soy Zuliano.