lunes, 27 de julio de 2015

De vuelta a Buchuaco

Había pasado mucho tiempo desde el último viaje a la playa organizado por los muchachos de LICOM, este era sin lugar a duda diferente a aquellos en muchos aspectos, la mayoría casados, algunos con hijos, con carro, sin beber licor por el camino más que algún refresco o agua, nada que ver con las aventuras de 7/8 años atrás, pero lo verdaderamente importante la amistad y hermandad estaba intacta y había crecido muchísimo.

Casi todos íbamos desde Maracaibo, Johann y Lorena vendrían de Caracas, ellos llegarían más tarde, nosotros aprovechamos que era viernes 24/10/2003 celebración regional en el Zulia por el natalicio del Gral. Rafael Urdaneta para salir y llegar temprano a la playa...pero la cosa no resultó como lo planeamos.

Me encontraba trabajando en el hospital de especialidades pediátricas, tenía pocos meses de haber entrado y de haber perdido mi carro en un choque, por lo que Ray y yo nos fuimos con Monte en su Renault Symbol. En el carro de Seba iban Nai, Fabi, Javier y Johanna. El carro de Heberto y Ale con Luis e Isabel, si mal no recuerdo todo el viaje lo hicieron con la mano en la palanca de cambio porque tenía un problema la caja y botaba la velocidad, a pesar de eso éramos nosotros los que íbamos de últimos en la caravana.

Era un viaje tranquilo, la carretera estaba prácticamente sola, muy poco tráfico, los carritos por puesto y uno que otro vehículo que iba buscando playa como nosotros.

Todos hicimos una parada en Urumaco para echar gasolina y esta vez saldríamos nosotros de primero, por cosas del destino o solo fruto de la casualidad, el hecho es que íbamos escuchando a los Mojinos Escozíos (Más de 8 millones de copias vendidas) disfrutando de canciones como "los perros del curro no me dejan dormir", "vamos a la playa" o "tributo a los Locomía", lo de disfrutando era por Álvaro y por mi, Ray estaba medio dormida, estirada de largo a largo en la parte de atrás y sin zapatos, de vez en cuando soltaba un "muchachos déjenme decirles que esa verga es muy mala oyeron...", pero como si no fuera con nosotros.

Álvaro divisa a lo lejos un hueco que llegaba a la categoría "si caeis aquí te trago" el cual estaba tremendamente identificado con una rama seca de cují y una bolsa que en algún tiempo fue roja, pero por el sol que había llevado tenía tonalidad más bien rosada, el empieza a esquivar el hueco y una vez lo dejamos atrás como 100mts más adelante se sorprende porque un carrito por puesto lo adelanta por la izquierda como a mil por hora, su acto reflejo fue evitar que nos chocara tirando el volante bruscamente a la derecha, fueron segundos lo que transcurrieron pero todo pasaba en cámara lenta para mí, veía como nos saldríamos de la carretera si Álvaro no conseguía girar el volante a la izquierda y enderezar el carro, su próximo acto reflejo fue evitar salirnos de la carretera y esta vez giró completamente el volante a la izquierda, a la vez que medio pisaba el freno, el carro empezó a tomar la dirección contraria a la que veníamos, es decir, quedamos mirando hacía el Zulia, el carro se detuvo en todo el borde de la carretera, nadie atinaba a decir algo, en ese momento Álvaro sacó el pie del freno y el carro poco a poco se empezó a deslizar hacia el declive de la carretera provocando lo que popularmente llamamos un "volcamiento". El carro empezó a dar vueltas hasta que llegamos al fondo del barranco, tampoco se imaginen que dimos mil vueltas, serían unas dos y media más o menos pero la sensación de que te estais volcando es escalofriante y emocionante a la vez, cuando se detuvo el carro empecé a escuchar los gritos de desesperación de Ray pidiendo que la sacaran porque íbamos a explotar, la cuestión es que el carro venía con el tanque full y el vidrio de atrás se rompió y olía muchísimo a gasolina, porque como recordarán todo comenzó al salir de la estación de servicio.

Intento salir abriendo la puerta normalmente pero evidentemente no abría, le pegué una patada y abrió, por poco le arranco la pierna a Seba que había bajado a ayudarnos, eché el asiento hacia adelante y Ray salió esmollejada en el más estricto sentido de la palabra, descalza por ese cardonal, parecía Florence Griffith Joiner, solo le faltaban las uñas largas y de colores. Álvaro se veía muy tranquilo, la verdad que no se si era la tranquilidad del desesperado, pero le pregunté cómo se encontraba y me dijo parco —bien, le dije —sal del carro pues y eso hizo… entré, pasé el "switch" y apagué el carro.

Subí a la carretera y estaba Ray un poco más calmada, aunque cuando habló con su mamá entró en llanto de nuevo, los tres estábamos bien, sin un rasguño, tratando de analizar lo sucedido y pensar con mente clara que acciones debíamos seguir.

¿Cómo vivieron nuestro accidente los que venían atrás?
Seba era el que iba justo detrás de nosotros y pudo observar todo en detalle, me comentaría después que no podía creer lo que estaba sucediendo; se estacionó del otro lado de la vía cuando nosotros ya nos habíamos detenido, en el instante que pone un pie en la carretera lo invade el desespero porque ve como nos estamos volcando, atravesó la calle sin mirar, se deslizó hacia el fondo, se detuvo frente a mi puerta y casi le destrozo la pierna.

Heberto venía de último, mucho más retirado, es gracioso porque el ve a lo lejos que hay un carro que está teniendo un accidente y es cuando la flaca le dice —yo creo que ese es el carro del compadre, Heberto afina la vista y dice —A la verga!

Álvaro me da su teléfono celular y me dice —Seba te va a dejar en la alcabala de Coro, desde ahí vais a llamar al seguro para que envíen una grúa. Después llamais a la casa y hablais con Javier para que venga pero intenta no hablar con mamá.

Así hicimos, Seba me deja en la alcabala y acto seguido empiezo a intentar comunicarme con el seguro, como no pude llamé a casa de los padres de Álvaro y como era de esperarse   me atendió su mamá —Aló, dice la señora Dulce Consuelo, —Cómo está señora Dulce es Kassem, me puede pasar con Javier por favor, yo sabía que no sería fácil y no lo fue, —Bien y usted, me dice...—Y dónde está Alvaro? —Estamos bien señora es que ahorita no se puede poner porque no estoy con el —Pero qué pasó? Les pasó algo? no supe mentir y le dije —Sí, tuvimos un pequeño accidente pero le juro que estamos bien, en eso le da el teléfono a Javier y le dice —que tuvieron un accidente, dicen que están bien pero no me pasan a Álvaro...pobre vieja, entendía su desesperación —Aló qué pasó? dice Javier, —Epale chamo, tuvimos un accidente, todos estamos bien, Álvaro no está conmigo porque el se quedó donde está el carro, allá no hay cobertura y me dijo que llamara al seguro y a vos desde Coro, —Dónde están? —Entre Urumaco y Sabaneta, —Dale...ya voy pa'llá.

Listo 1 de 2, ahora el seguro...me comunico y empieza Cristo a padecer, el problema de la mayoría de las personas que atienden estas llamadas es que parecen robots, se aprenden un guión y de ahí no se salen, no aplican el sentido común y como era de esperarse me tocó una de esas a mi. —Aló en que podemos atenderle señor —Acabo de tener un accidente en la carretera Falcón-Zulia entre Urumaco y Sabaneta y necesito que envíen una grúa, —Sí claro señor necesitaré sus datos pero antes debo saber si la policía llegó, porque sino no le puedo enviar la grúa —La verdad es que no te lo puedo decir porque no estoy en el lugar, ya que no hay cobertura y me trasladé hasta Coro a llamar, —Señor pero en ese caso no le puedo atender el siniestro, porque debe estar en el sitio, —Yo te entiendo, pero si me voy al sitio no te puedo llamar porque no hay señal, —Señor entonces no le puedo dar de alta el siniestro, —Dame un chance y te llamo en un ratico. Esperé 15 minutos, volví a llamar y me atendió la misma mujer (qué molleja de puntería), —Aló en qué podemos atenderle, —Aló soy yo el del accidente en la Falcón-Zulia, ya estoy aquí frente al carro, ya llegó la policía, —Ahhh ok señor, ahora sí le envío la grúa, me da la dirección exacta, —Es en la Falcón-Zulia, entre Urumaco y Sabaneta —Me da el número de la calle, —Aquí no hay número, a lo sumo el kilómetro en donde nos encontramos pero en una carretera nacional no hay número —Pero necesito el número señor o la dirección exacta, respiré profundo y le dije —Vamos a hacer una cosa mi linda, yo me voy a la alcabala de Coro y ahí espero a la grúa, te sirve? —Sí señor pero si la grúa pasa y no hay nadie se irá —Tranquila que ahí estaré...claro si no me he movido de aquí.

2 de 2, ahora a llamar a la casa...a ligar que no me atienda mi mamá, —Aló buenos días...bingo es Moha, —Epale Moha cómo estais? —Bien y vos? Qué pasó...les pasó algo? —Tuvimos un accidente pero todos estamos bien gracias a Dios, no le digas nada a mami yo la llamo más tarde y le cuento, —Yo sabía que había pasado algo, seguro que están bien?, —Seguro Moha, seguro...un abrazo, —Un abrazo hermano.

Transcurrió una media hora más o menos hasta que llegó la grúa, durante ese tiempo pensé en la suerte que tuvimos ya que ni una moto venía en sentido contrario porque en ese caso sí que hubiese supuesto una tragedia. Llega la grúa y le indico más o menos donde había sido el accidente y el tipo al ser baquiano se orientó rápidamente.

Cuando llegamos ya Javier estaba en el lugar del accidente, iría a unos 160 como mínimo. Le dimos vuelta al carro entre todos y lo pusimos sobre las cuatro ruedas. La policía también estaba en el lugar con lo que el tiempo de espera de la grúa fue mínimo y una vez que lo sacaron del barranco nos dirigimos a Coro, ahí Álvaro y su hermano arreglaron todo lo del carro y luego nos fuimos a la playa.

Llegamos en la tarde a la casa, solo faltaban Johann y Lore que venían en camino, cuando llegaron nos cuentan que casi tenían un accidente porque creo que un burro se les había atravesado, pero gracias a Dios ya todos estábamos sanos y salvos para disfrutar de la playa como en otrora.

Esa noche hablé con mi mamá desde el Supí, me fui caminando recordando aquellos viajes y para liberar el estrés de éste. Cuando le conté casi le da un ataque pero le transmití tranquilidad y luego agarró mínimo, es  complicado contar que te volcaste y pretender que tu familia no se vaya a poner nerviosa.

La pasamos muy bien en la playa, como anécdotas que recuerdo está la repetición del intro de la canción de Manolín, El Médico de la Salsa "Y voy a hacer un puente/un puente de manga larga/pa'que la gente de la Habana venga/y la gente de Miami vaya...", Heberto le daba "stop" y comenzaba de nuevo la canción, no menos de unas 25 veces lo hizo...jajajajaja, Johanna no hallaba la forma de hacer avanzar la canción, se lo suplicó de mil maneras a Heberto pero todo fue infructuoso.

Fue la vez del "nineteen in a row", por primera y única hasta ahora, que me tomaba tantas cervezas seguidas, no se si fue la experiencia del accidente que hizo que bebiera mucho más de lo que yo estaba acostumbrado, pero los presentes en la mesa de dominó no lo podían creer, las tenía en fila, en aquella época no había facebook o instagram con lo que no pude documentar aquél acontecimiento en las redes sociales.

Con hambre y borrachos todo es posible, fuimos a la nevera y sacamos la pasta fría que había quedado junto con unos bistecs (también fríos de nevera) y le dimos duro como a las tres de la mañana, las que se despertaron nos vieron comiendo y nos decían que si estábamos locos...locos no, alenta'os!

Fueron unos días de reencuentro y de disfrute en la playa con vivencias y buenos momentos, otros no tan buenos pero le restamos importancia.

Ray y yo nos regresamos en carrito, Álvaro creo que se regresó con Mauro (si mi memoria no me falla y si me falla no podemos hacer nada) que venía de los cayos, todos de vuelta a la realidad, locos por abrazar a nuestras madres.

Mi nombre es Kassem y soy Zuliano.