lunes, 3 de noviembre de 2014

Las uvas del tiempo

《Hoy 24 de Diciembre y yo tan lejos de Maracaibo...es noche de Navidad y debiera estar feliz y ya veis que no es así porque no estoy en mi lar. No dejo de recordar, mis viejos y mis hermanos y me siento tan lejano que quisiera regresar...》siempre hay canciones que te llegan más que otras y esta gaita además de ser de mis preferidas son de las que me llegan muy adentro; desde el año 2005 que decidí ir a Caracas a trabajar y en el 2008 que llegamos a Barcelona la canto con la firme convicción de que nunca me pasara lo que a Jerry Sánchez, pero lastimosamente ese día llegó y son estas navidades y año nuevo que no podremos compartir con nuestra gente en el Zulia. No estaremos para escuchar gaitas juntos, para visitar a la Chinita, para cuadrar las partidas de dominó, para tomarnos fotos en el arbolito de mi casa y de casa de mis abuelos maternos, para reunirnos con los amigos y echar cuentos,  para compartir una cerveza o un palo de ron, para caimanear fútbol sala con los muchachos, para llorar a los que se fueron y recordarlos de la mejor manera, para sentarnos en el fondo de la casa de mis abuelos, brindar, escuchar las palabras de alguno de los presentes que están llenas de buenos deseos, de lagrimas, de amor, de recuerdos, palabras de las cuales abuelo Gregorio era el encargado de pronunciar, oir la oración para dar gracias a Dios por los alimentos que tía Alba de forma única recita, hacer la cadena familiar escuchando la radio mientras que el locutor hace la cuenta atrás y al ser las doce en punto confundirnos entre abrazos y besos, pedir la bendición, darnos el feliz año y comer las doce uvas del tiempo mientras nuestros deseos vuelan con cada una de ellas.

Este diciembre no nos estará esperando toda nuestra familia en el aeropuerto, no se nos saldrá el corazón por la boca mientras nos dirigimos a recoger las maletas y ver a todos pegados en el cristal recibiendonos con una sonrisa a pesar de la hora, sueño o cansancio que los pueda embargar. No les podré dar un fuerte abrazo y besar a mis hermanos, porque no podremos ir.

Este año no estaremos en mi Maracaibo celebrando navidad y año nuevo, no llegaré a mi casa en las lomas ya adornada por mis hermanas, listas para recibir a sus sobrinos con regalos bajo el arbolito que Alexander y Adrián querrán abrir antes del 24. No podré ir por el pasillo, la sala y recordar cada momento vívido bajo ese techo junto a mis padres, que ahora nos cuidan desde el cielo.

No iré a nueva vía mientras mis tías y mis primas hacen las hallacas, allá en el fondo estarán amarrando, preparando el bijao, aplastando la masa y echándole el guiso, todas bajo la estricta mirada de Violeta que con su sabiduría en el arte, dará las órdenes correctas y cuidará cada paso del proceso.

No estaremos para disfrutar del cariño y la atención de tía Nela y tío Saul en su casa, la cual abren de par en par para recibir a todo aquél que quiera compartir con la familia. Degustar del arroz con pollo, souflé, sopa y demás platos que tía prepara para alegrar el paladar de cualquier comensal, este año nos lo vamos a perder.

Escuchar a Manu decir que ya tiene cuadrados los días para caimanear y que serán dos a la semana en vez de uno porque hay que aprovechar, este año no será. Jugar con mi hermano o en su contra y disfrutar de su gran regate y disparo, darle un beso esta vez no podré. Al italiano Massa gritar en la cancha a sus compañeros de equipo, darle un fuerte abrazo a Jesús en memoria de su hermano... mi amigo y hermano Jesson, no será posible.

Ir un domingo cualquiera a nueva vía a tomar sopita, jugar dominó y tomarnos las friítas, este año no. Escuchar el sonido de las piedras del dominó sobre la mesa y a mis tíos y primos discutir 《porqué no jugaste esa...era la cierra y te quedaba doble sena》no podré este año.

Disfrutar de mis primos Ronald y Román con los cuales he compartido un montón de aventuras, darles un fuerte abrazo y llorar la partida de tío Gollo, escuchar como tío Solís le dice a la "puchi" que está muy linda o a cualquiera de los sobrinos preguntarle 《desde cuando no come ese loco》este año no será posible.

Ir a Cabimas y visitar a Mary, compartir con Iván, hacer parrilla, comer pasta, jugar doblito y ver a toda la familia del campo, este diciembre no será.

La reunión obligada en casa de Johanna y Javier donde siempre cuadramos para que esté la mayor cantidad de amigos, hermanos de vida que aparecieron en nuestro camino y son parte fundamental de ella, a la de este año no podremos asistir.

Visitar a Lea y ver a mi comadre y ahijado, estar en su casa que siento mía porque ellas así lo quisieron, tristemente este año no estaremos ahí para tu pasticho Lea.

Jugar softball y reencontrarnos con los muchachos de Licom para escuchar y reirnos con los cuentos de Alfredo o Pablo, disfrutar de la competitividad de Raquiles y ver a tío Saul haciendo de pitcher mientras que Heberto le grita desde el "dogout" 《vamos guapo》,  tomarnos nuestras cervecitas entre innings y después ver que inventamos, este año no podré asistir.

Echar cuentos con Monte, con Miguel o escuchar a Heberto y Alejandra cantar, recibir el abrazo sincero de Isabel son cosas de las que este año no podré disfrutar.

Visitar a la familia y amigos en Caracas, que nos llenan de atenciones a pesar de los pocos días que normalmente solemos pasar en la capital, este año no se podrá.

Pero lo que me da más tristeza es que mis hijos se pierdan de disfrutar y compartir estas fechas con todos ustedes, porque el  cariño y el amor que les brindan les queda grabado en su memoria y a pesar que son muy pequeñitos el que me diga Alex antes de acostarse 《papá extraño a mis tíos y quiero ir a Venezuela》es porque la sangre y la tierra llama.

Este fin de ano y navidad serán muy raros, pondremos gaitas, compraremos un arbolito, adornaremos la casa, cenaremos hallacas, pan de jamón y pernil,  lo acompañaremos con ron o cervezas pero no será en Maracaibo que hagamos todo eso, ni será junto a todos ustedes.

Quizás haya gente que piense que debo pasar página,  que ya vivo en España y que será la primera de muchas navidades lejos de mi gente y mi ciudad y quizás tengan razón,  pero cada año intentaremos volver porque los queremos, extrañamos y quiero que mis hijos tengan la oportunidad de vivir momentos junto a ustedes que podrán guardar en su memoria.

Solo me resta desearles una feliz navidad a todos, un feliz año y que el próximo sea  beneficioso para todos, que traiga a sus hogares salud, bienestar y prosperidad.

Mi nombre es Kassem y soy Zuliano!