sábado, 22 de junio de 2013

Rememorando No. 6

Rememorando No. 6


Mis padres eran la pareja dispareja, desde que tuve uso de razón cada vez que decía mi nombre tenía que ir acompañado con la explicación "mi papá es del Líbano y mi mamá Cabimera", por supuesto no faltaba el comentario "que combinación tan rara...", así lo era, mi mamá cristiana, mi papá musulmán, mi mamá dulce, mi papá tosco, mi mamá cariñosa y mi papá seco. Estas diferencias hacía más llamativa a la pareja, cientos de veces escuché como mi hermana Badro le preguntaba a mamá como se había enamorado de papá y ella le echaba el cuento que se quería quedar para vestir santo, que quería ser monja, pero "Borhot" fue tan insistente que se terminó enamorando, además de lo "punta en blanco" que iba siempre y lo oloroso que estaba a pesar que su trabajo consistía en patearse la calle en busca de clientes, lo que popularmente llaman en Venezuela "turquear".

Los momentos de cosquillas, risas y juegos eran mucho más con mi mamá que con mi papá, a pesar de eso disfruté de algunos que son muy valiosos, que guardo en mi memoria y hoy quiero compartir. Entrar al cuarto de mis padres era lo máximo, alfombra azul marino impecable, todo ordenado y limpio, con cuadros de tela que tenían palabra sagrada del Corán colgados en la pared, un closet que ni se nos ocurriera abrir, baño y tv dentro del cuarto...ohhhhh. Fue en ese cuarto donde Moha y yo sufrimos la presión de la "pinza líbanesa", famosa llave de piernas del luchador Bassil Battah, nos contaba chistes del Califa (malos todos por cierto), nos enseñó a hacer un cedro con una pequeña cantidad de trazos, observaba como escribía cartas de derecha a izquierda que iban dirigidas a su madre, no fue el más cariñoso del mundo pero fue mi padre, tuvimos nuestros encontronazos, nuestras discusiones, nuestros momentos dulces y amargos pero fue un gran hombre que a los 7 años perdió a su padre, que a los 19 llegó a Venezuela, donde se enamoró, formó una familia, crió a 4 hijos y trabajó...ahora le tocó descansar.

El sábado antes de su muerte hablamos, estaba tranquilo, hasta lo noté contento, me contó que había hecho vainitas con carne, una de sus "comidas especiales", escuchó a sus nietos e hizo reír a Alexander imitando el sonido de un perro, me despedí y no sabía que sería para siempre.

Fueron 38 años juntos, llevándome al colegio, liceo y universidad, aprendí con el a escoger fruta y verdura, a regatear, con el me tomé el mejor batido de melón y lechosa de la ciudad. Me enseñó una oración en árabe antes de salir de casa en las mañanas. Vimos carreras de caballos en el ya derruido hipódromo de la limpia. Conocí a un montón de "tíos" a los que no les tenía que pedir la bendición, todos eran paisanos que le daban a mi papá un mejor precio por algo que íbamos a comprar o simplemente visitando sus casas y compartir un café negro increíblemente amargo o un té con nueces si era el nacimiento de un bebé. En las fiestas de matrimonio cuando empezaba el baile era el primero en salir, yo estaba pendiente cuando le llegaba el pañuelo porque su agilidad a la hora de subir y bajar, brincar y mover el brazo agitando el pañuelo era perfecta y todos se quedaban admirando su gran destreza, el destino quiso que su adiós fuera en un matrimonio junto a sus hijas, yerno y la familia de libaneses radicada en Maracaibo.

Doy gracias a Dios y estoy seguro que hablo por mis hermanos, por haber tenido unos padres tan hermosos, tan buenos y llenos de amor que supieron transmitir grandes valores que son la base de las personas que somos.

Que en Paz Descanses Papá.

Una vez más quiero agradecer a todos aquellos que de alguna u otra forma nos han acompañado en estos momentos tan aciagos, que han estado pendientes y que con un mensaje o llamada de amistad tratan de reconfortar y hacer más llevadera nuestra situación. 

Un abrazo para tod@s.

Mi nombre es Kassem y soy Zuliano!